Una noche




El campo clamaba por un poco de agua. El Pancho, apurado, estaba arreando las vacas ya que pronto llegaría la noche. Cuando terminó de encerrarlas en el corral parecía que el cielo se venía abajo. Rumbeó para el rancho y en mitad del camino casi quedó ciego por el refucilo que iluminó todo.
“Mala noche”, reflexionó. “A ver si entoavía anda por ahí la luz mala", se dijo. 
Unas nubes negras que avanzaban a gran velocidad, le daban la sensación de venírseles encima.
“Y falta un trecho pa´ llegar a las casas”, pensó. Viendo una de aquéllas, muy espesa y amenazante, parada justo enfrente suyo, se imaginó que habría que librar batalla. Según su entender, tenía forma de diablo. El Pancho no se achicó, se quedó quieto, como helado, ante el monstruo y en ademán de tomar el facón de su cintura, metió la mano en el bolsillo trasero de su bombacha, sacó una crucecita de madera que llevaba siempre consigo y se la presentó a la nube diabólica, semejante ahora, a esas gárgolas de los cuentos de misterio.
“¡No te tengo miedo a vos, ¿sabés?!” y alzando la cruz a la altura de la frente enfiló para su casa con firme decisión. La gárgola se fue tras el valiente con terrible designio, revoleándolo por el aire, lo elevó y arrojó varias veces acortando las distancias hasta que el pobre hombre quedó tirado, casi en las puertas de su rancho. 
Cuando amainó la tormenta y comenzó a amanecer, los peones buscaron al Pancho, pero la búsqueda fue infructuosa; su cuerpo o lo que quedaría de él, nunca fue hallado. Sólo encontraron la crucecita de madera partida en dos.

2015


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Comentarios

  1. Me ha encantado el relato Zuni, así como tu blog, el cual he conocido a través del blog de Meulen, así que con tu permiso me he registrado como seguidor. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala

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  2. Gracias, amigo. Yo te recuerdo de cuando visitabas mi otro Blog "Viajando por el fin del mundo" que ahora estoy actualizando y que pronto saldrá nuevamente a la luz (Bajo el perfil Zunilda Moreno). Me alegro que te haya gustado este nuevo Blog. Un abrazo.

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Alimento del alma

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Del pintor italiano, Charles Edward Perugini (1839-1918)