Lluvia en la carretera

 Descriptiva del paisaje en ruta


Llovía en el campo entrerriano.

Lo atravesaba la cinta de asfalto que serpenteaba ufana de tanto tránsito. Camiones, camionetas, automóviles en larga fila, esquivándose en la brumosa carretera.

El gris pintaba el cielo inmenso en la llanura y el aroma a tierra mojada llenaba el aire.

Algunas nubes blancas y gordas se recostaban en el horizonte limítrofe y los postes de energía escoltaban el camino saliendo de Nogoyá, la ciudad de la plaza linda.

De repente, el pavimento parecía terminar en el filo de una lomada, pero pronto retomaba en pendiente hasta la próxima gradiente.

Las luces de los camiones se filtraban tras la lluvia sostenida y en alguna curva se enfrentaban con el monte. Más allá, el campo a la vera de la ruta, se vestía de distintos verdes. Las palmeras, muy altas, coqueteaban con los pinos y algunos sauces en suave ondulación. Algún marrón entrecortado anunciaba la tierra arada esperando la simiente, al amparo del agua bendita que la tormenta le había traído.

La carretera brillaba y sus señales, no podían obviarse. La doble raya amarilla obligaba a mantenerse del lado derecho, y a circular con mucha precaución, mientras, las finas gotas de agua resbalaban sobre el parabrisas. A la izquierda, los gigantes esbeltos enlazaban los tres fuertes cables que conducían la energía y con ella, el progreso.

El aguacero persistente demoraba la llegada a destino. Al fondo, las luces encendidas de los coches formaban un caprichoso collar vespertino en un giro inesperado de la ruta.

Las descargas eléctricas que se desplomaban sobre el campo ya oscuro, y el rugir de los truenos en lógica consecuencia, llevaban zozobra a la gente que, a su merced, avanzaba en sus vehículos para librarse cuanto antes del meteoro y sus efectos.

Las nubes frondosas, semejando monstruos mitológicos, se dejaban ver tímidamente cuando la luz de los rayos las iluminaba por instantes, y, la lluvia tupida parecía interminable.

En un atardecer tormentoso de octubre, la ruta asfáltica entrerriana fue la primera actriz.

 

2015




"
"

Comentarios

Alimento del alma

Alimento del alma
Del pintor italiano, Charles Edward Perugini (1839-1918)