Consecuencias



Todo brillaba en la Estancia "La Chiquita". Después de la lluvia, el cielo había quedado tranquilo con un color celeste abrumador y escasas nubes arrinconadas en el horizonte. El campo, había renacido en distintos tonos de verde. Era nuevamente enero, mes de vacaciones familiares, de veranos ardientes, de juegos para los niños y de sosiego para los mayores. Se vacacionaba siempre bajo el ojo vigilante de los padres. Las reglas de la familia tradicional se cumplían a rajatabla y eran impuestas por el padre, a la vieja usanza.
Aquel domingo de enero de 1950, el automóvil del patrón, un flamante Chevrolet De luxe llegó a los bocinazos, anunciando la época esperada durante todo el año por grandes y chicos. Para estos últimos impregnada de aventuras y secretos. Clara, la hija mayor, no vino esta vez. La sonrisa de  Pedro se perdió en el desconcierto de la ausencia, pero nada preguntó. Nadie habló sobre ella, ni su mamá hizo alguna breve referencia al ser recibida por Matilde, la nana. Así lo había dispuesto el padre. El muchacho se fue con la cabeza gacha, rumbo a la puerta principal, cargado de valijas y bolsos de cuero.
Tal vez la familia ya conocería el secreto del cual, él era partícipe necesario.

Un calor abrasador arreboló sus mejillas y circundó su garganta. Se fue rápido para el galpón. Mientras, en la ciudad, un llanto desconsolado de madre primeriza y de hijo, lastimaba la soledad de la noche. Ya no habría retorno.

Versión 2015


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Alimento del alma

Alimento del alma
Del pintor italiano, Charles Edward Perugini (1839-1918)