Esa mañana, pasaba
caminando rápidamente por el frente de aquella librería, cuando
alcanzó a escuchar una voz femenina que lo llamaba. Se detuvo. Era una empleada
del local comercial quien le informó: “Señor, ayer estuvo Usted comprando un
libro de Metafísica y olvidó su billetera, aquí la tiene” dijo, extendiendo su
mano, para entregársela. “Que distraído soy”, comentó y agradeciendo su gesto,
continuó viaje. Llegó al Bar donde debía encontrarse con un amigo. Luego de la
charla, cuando se dispuso a pagar, notó con sorpresa que tenía dos billeteras.
Abrió la que no le pertenecía y vio su fotografía asomando de uno de sus
compartimentos. Seguramente, esa foto habría inducido a la empleada a pensar
que el comprador distraído había sido él. Hurgó ansioso en su interior, y
descubrió una tarjeta con nombre, apellido, domicilio y teléfono. Desde su
celular llamó al número indicado y concertó una cita con el dueño de la
billetera, quien accidentalmente había estado, al igual que él, el mismo día en
la misma librería. Tenía que haber una explicación. La hubo.
A sus cuarenta y tres
años descubrió que tenía un hermano gemelo.
2013
Menuda sorpresa para ambos.
ResponderEliminarBesos
Así fue, amiga y te puedo decir que . . .¡Ocurre! Abrazos.
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