Tamborileaban
sus dedos sobre la mesa mientras leía el Diario de la mañana. Un sorbo de
café cortado con dos gotas de leche, como él lo prefería, la melancolía
dulzona de un tango que ondulaba en el ambiente y su corazón destrozado componían un cuadro del “Ruso Gorky” que lo pintaba. Dejar a una “mina”* era
una cosa, pero que la “mina”* lo dejase a él, era otra, y muy distinta. Por
primera vez, sus hermosos ojos negros lucían tristes. O la traía de los pelos,
pensaba o la dejaba ir.
"¿Y por qué se
fue?" se preguntaba. "¿Qué no le habría gustado?" si todas las mujeres del barrio
se morían por él. Pero, no era de hombre salir corriendo detrás de una
“papusa”* que lo plantó. Ya con eso tenía demasiado.
De
pronto, la puerta vaivén con toma-mano de bronce bien lustrado del Bar
“Tristes Angelitos” se abrió de golpe y como un remolino, ingresó Pedro, a
quien lo apodaban “Cabeza”.
_¿Qué hacés
Ruso? Saludó vociferando, el recién llegado.
_ Nada,
respondió Gorky, aquí estoy nomás.
_ ¿Es cierto
que la Lola se te “rajó”*
_ ¿Qué decís,
estúpido? ¿Estás “piantao”* vos? Se le crisparon las manos sobre la mesa.
Tamaña respuesta, encendida por el fuego de una mirada despechada, asustaron al
“Cabeza”.
_ Nada, Che, te
preguntaba, nomás, porque en el Barrio comentan. . .
_ Bueno, ahora
vas, y les decís a todos los que comentan: Que la Lola se fue unos días a Bahía
Blanca, a visitar a su familia ¿Me entendés?
_ Sí, sí,
respondió casi temblando el otro y ni siquiera llegó hasta la barra del Bar.
Achicado como una gallina, salió presuroso. Pero antes, el “Ruso” le recomendó: "Tenés que decirlo bien clarito pa´que te entiendan, si no te aplasto como a una
cucaracha", amenazó.
Terminó el
cortado y dobló el Diario, fijó su mirada en la calle sin verla. No podía dejar
de pensar en Lola. Con ella era diferente: le había “picado el bichito”1 por
primera vez. Lola era distinta a las otras “putas”*, así calificaba a cualquier
mujer que llevase a su “Bulín”*, se dedicaran o no al negocio del placer.
"¡Qué tonto
había sido!", se reprochaba. "Perder una “mina”* así". Con ella podía pensar en
tener una familia, empezar otra vida, irse del Barrio. Ya todos lo tenían
cansado: sus hermanos vagos, los alcahuetes que le ofrecían mujeres, la policía
que le pedía “coimas”. . Hubiese sido la oportunidad de su vida. "Bueno, se
dijo casi en voz alta: el que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo
llamen2. Pero en el fondo de su dolido corazón, sabía que eso no era verdad.
"Ella se fue
porque quiso, muy bien plantada, pa’ desafiarme", rezongó.
_ ¿Ruso, te
sirvo algo más? Se animó a preguntar el “mozo”3, viejo conocido de Gorky.
_Sí, traeme un
fernet , que estoy pensando, che, respondió sin mirarlo a la cara
_ Sí jefe,
enseguida, dijo casi con admiración Humberto, el mozo.
No sabía si
hacerle caso a su “cucuza”* o al “bobo”*. "Los años se me están viniendo encima",
reflexionó, me estoy aflojando como las viejas, o ¿será que a ésta la quiero
más que a las que tuve?", se preguntó. Y se le apareció en su mente la carita de
un bebé sonrosado con los ojitos verdes como los de la Lola. Suficiente. Bebió
el fernet que le quedaba de un sorbo, dejó una propina para Humberto y salió
con paso firme y rápido.
"Chau
Ruso", le gritó el mozo, pero él ya estaba subiéndose a su coche.
"¡Pucha lo que
vengo a descubrir!", se dijo para su adentro y arrancó el motor de su viejo
Falcon, mantenido como de origen. Anduvo unas cuadras por las calles desiertas
de la siesta porteña. Encontró un kiosco abierto y se bajó.
_ ¿Tenés
puchos? Preguntó al muchachito que con un mp3 conectado a sus oídos se movía al
ritmo que escuchaba.
_ ¿Si? Dijo el
joven con voz afinada, quitándose un auricular de la oreja. "Encima de pelotudo,
puto", pensó Gorky.
_Sí, te
pregunté: Si vendés puchos.
_No, no
vendemos, sólo golosinas y regalitos, replicó el muchacho.
_ ¿Y planos,
planos de viaje? Insistió nervioso el Ruso.
_ ¡Menos!,
gritó el joven y se le agudizó la voz. La furia que destellaba por los ojos del
cliente lo hizo agregar:
_ Pero si sigue
cinco cuadras por esta Avenida va a encontrar una Estación de Servicio YPF. Ahí
tienen puchos y planos.
_ Gracias,
contestó secamente, el asesorado y se marchó.
Cargó gas, que
afortunadamente tenía la Estación, (el gas no le gustaba, pero era más barato)
compró los cigarrillos que necesitaba imperiosamente para calmar sus nervios y
compró también, el Mapa de la Provincia de Buenos Aires.
Después de
pagarle al hombre que lo había atendido y desde la ventanilla del Falcon, como
para tranquilizarse, le preguntó:
"Oiga, Don,
para ir a Bahía Blanca, tomo la Ruta 3 ¿No?"
2010
Aclaración de la autora
2010
Aclaración de la autora
Algunas palabras usadas en este cuento pertenecen al lunfardo porteño argentino, que muchas veces podemos encontrar en la letra de los tangos y milongas y que muchos continuamos empleando en el lenguaje coloquial.
*Mina= mujer
*Papusa= mujer
bonita
*Piantao= loco
*Rajó de rajar=
huir
*Bulín= cuarto o
vivienda de un hombre soltero.
*Puta=
prostituta
*Cucuza= cabeza
*Bobo= corazón
*Coima= soborno
1 – “Picar el
bichito”=enamorarse
2 – “El que se
va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen”= refrán popular entendible.
3 – “Mozo”=
camarero, garzón, mesero. En el caso, el que atiende las mesas de un Bar.
Me iba a ir a la cama, pero recordé... voy a leer un cuento.
ResponderEliminarSaludos.
Vaya, pues es buena idea eso de ir rescatando antiguas entradas.
ResponderEliminarLa vida se enreda, querida amiga.
Gracias por tu visita JRío, ya te estaba extrañando.Un abrazo.
ResponderEliminarGarcibañez, lo que ocurre es que he estado de viaje y lo que tengo escrito no está listo. Vaya, que tienes razón. amigo. Vivimos enredados.Un abrazo.
ResponderEliminarYo no lo había leído y me gustó. A veces uno es un poco reacio a reeditar entradas, pero en verdad es positivo, pues no todos las leyeron.
ResponderEliminarTe dejo un beso enorme.
HD
Primero te quiero agradecer tu entrada. Espero que sólo sea la primera de muchas más que vengan después y que nos permitan intercambiar comentarios que nos enriquezcan a ambos. Segundo me gusta tu relato y, sobre todo, tu deseo de persistir en la escritura y poco a poco ir puliendo lo que pretendes comunicar. Un beso
ResponderEliminarHola Millz,recrearse en las letras acunadas de un cuento..nada más bello, profundo sueño...gracias guapa, pasa buen domingo..besos contados...
ResponderEliminarBueno ya me puedo ir a dormir,porque hoy la tele esta ¡fatal!la politica no es santo de mi devoción,cariños y buen escrito.Hasta mañana
ResponderEliminarEs bueno reeditar algunas entradas, porque no todos podemos verlas a todas. Además, cuando valen la pena, ¿por qué no?
ResponderEliminar¿Como fue tu viaje?
Un abrazo,amiga.
Gracias Humberto por tu visita y comentario. Tú y yo sabemos que siempre existe gente nueva en estos rincones literarios y es bueno para uno poner al alcance de los nuevos, textos anteriores. En mi caso, me he quedado mucho tiempo sin escribir cuentos y todo está en borrador. El viaje me distrajo y acudí a este recurso que es valioso. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarGracias Antonio, yo también espero que así sea. Un cordial saludo
ResponderEliminarDon Vito que te llegues por aquí tan pronto ya es un elogio para mi Blog. un gusto tenerte en este jardín de cuentos. Un abrazo, poeta.
ResponderEliminarFiaris, gracias por optar por un cuento. Sí con nuestro proceso político, yo también he apagado el televisor y me he enrollado en la Pc. Un gusto tenerte cerca.
ResponderEliminarElsa querida amiga y coterránea, el viaje hermoso ya te contaré. Gracias por tus opiniones, me vienen muy bien. Un beso.
ResponderEliminarQuerida amiga:1000 gracias por tus amables y cariñosas palabras.....te envio un fuerte abrazo desde España.
ResponderEliminarIsabel.
Una alegría tenerte aquí, Isabel.
ResponderEliminarUn beso.