En el jardín azul



Ilusionada con visitar a su tía Manuela, en Pontejos,  debería llegar antes del 27 de julio, porque en esa fecha se celebra el día de San Pantaleón, patrono de la ciudad y de quien, su única pariente, era devota. Hizo todos los arreglos posibles, organizando trabajo, esposo e hijos, y partió sola, rumbo a la Cantabria. En San Sebastián, última escala del bus, el corazón le recordó su obsesión juvenil por aprender el euskera, y la “sardinada” pública, gratuita y deliciosa que se celebraba en aquel pueblito pescador cuyo nombre no recordaba, pero al cual, de niña, su padre la había llevado. Ahora, el destino la ponía a prueba. El pasajero que subió allí se sentó en el asiento vacío a su lado y luego de intercambiar un saludo cordial, inexplicablemente, se generó entre ellos un feed-back abrumador. La charla fue amena y el viaje, corto. Quedaron en encontrarse. El compañero de asiento resultó ser un apasionado de la fotografía, con la misión de tomar muestras de los famosos Jardines Secretos de la Picota. Él la esperaría en vano, en el jardín azul poblado de lavandas y recordaría los inolvidables ojos de esa mujer a quien, nunca volvería a encontrar.

 2011

 


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Alimento del alma

Alimento del alma
Del pintor italiano, Charles Edward Perugini (1839-1918)