Luciana




Luciana escuchaba el silencio, vivía en un mundo especial, tenía dieciséis años cuando la conocí. Ella regaba unas margaritas de su jardín  y rápidamente me percibió cuando entramos con mi tía, de visitas. Nuestros ojos se encontraron y el hilo conductor brilló sin luz real.
"Éste es mi sobrino, que hacía mucho que no venía por aquí. Ya está en la Universidad, Zulema", dijo oronda mi tía a la madre de Luciana.
 "Y va a ser médico", remató para mi disgusto.
"¡Qué bueno! Qué no daría yo para que Luciana pudiese estudiar algo", respondió la mujer, acostumbrada a acongojarse.
En ese instante, entró su hija, bella, con sus bucles rubios recogidos en su nuca perfecta y una sonrisa de ángel, buena y dulce, dirigida a mi persona. Desde ese momento supe cuál sería mi destino. Más allá de lo concreto y  de lo abstracto, ella era poseedora de una calidez humana inigualable y un reprimido deseo de participar en la realidad que cocreaba a través de su mirada. Luciana era sorda. La amé, a pesar de mil advertencias. Yo lucharía en contra de su resistido aislamiento. Me prometí entonces, que mis estudios se orientarían a ayudarla.

2011


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Comentarios

  1. Hola..

    No quería irme sin darte un beso... cuídate mucho y nos vemos a la vuelta.. Muakssss

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  2. El amor, cuando es verdadero, supera todos los obstáculos y las limitaciones humanas no son óbice para que este se plenifique. Para ello sólo hace falta que los sentimientos adquieran magnitud de compromiso y nada más. Felicitaciones Millz.

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  3. Es así Eduardo. Algunos corazones no reparan sólo en una cara o un cuerpo bonito. Van al alma. Un abrazo, amigo.

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  4. ¡Felices vacaciones, Balo! Gracias por acordarte de mí. Un beso

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  5. muy lindo...no se ve sino con el corazón...lo esencial es invisible a los ojos no?...un beso

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  6. Zuni, hermoso relato que nos lleva a reflexionar sobre el amor, la solidaridad, el entendimiento y la superación. Lo importante, lo esencial del ser humano está en su interior.
    Un gran abrazo

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  7. Es cierto amiga, cuantas veces un medico no se especializa, en una determinada rama de la medicina, por un caso que le afecto, que le tocó de cerca y eso lo motivo a orientar su estudio y su esfuerzo.

    Un abrazo, Zuni

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  8. Gracias Felicidad. Conozco de afuera ese mundo de los hipoacúsicos y es muy difícil penetrar en él.

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  9. Gracias por estar en mi casa María, es cierto, todo está en nuestra realidad. Tú sabes que conozco a una joven que estudiaría medicina y ciertos problemas de su madre la orientaron y, para ayudarla, se especializó en un área de la medicina. Hoy es una excelente psiquiatra. Abrazos de vida para ti, amiga.

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Alimento del alma

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Del pintor italiano, Charles Edward Perugini (1839-1918)