El
vuelo le había resultado largo, tal vez, el más largo de su vida. En Ezeiza, la
cabeza ya le giraba en derredor y su estómago se le encogía, casi doblándola.
Evelyn viajaría a Toulouse ese fin de semana, luego de pasar unos días con Sebastiana,
su tía abuela, en Madrid. Rebeca
Spillman se lo había pedido por tercera vez, quería presentarla en su grupo de
amigos y parientes para terminar de definir una situación clandestina
llevándola a la luz de las opiniones. Ello significaba blanquear la relación
entre ambas y por supuesto le originaba un miedo disimulado y le planteaba mil
interrogantes. ¿Estaba ella preparada para enfrentar tamaño conflicto? ¿Podría
dar el paso ante gente conocida sólo a través de algunos videos caseros sin
haber ahondado en sus creencias? ¿Se evaluaba realmente madura para la ocasión?
Muchas preguntas y pocas respuestas, en torno suyo. Rebeca no claudicaría como
en otras ocasiones, estaba totalmente decidida.
Evelyn tomó desde Barajas el vuelo de Air
France con destino a Blagnac sin darle más vueltas al asunto, al punto que
cuando arribó al aeropuerto El Prat, ya que había una escala de una hora
aproximadamente en Barcelona, sus piernas no le temblaron al avanzar hacia la
caseta de conexión con Toulouse. Una hora de espera fue más que suficiente para
que todo se volviera claro ante sus ojos y pensamiento. Los Led del aeropuerto
no dejaban de transmitir escenas del macabro atentado en Toulouse, una muestra
de locura y despropósito, una verdadera pesadilla que puso en vilo a toda
Francia propendiendo a que el periodismo indagara en la mente de un terrorista que
entra a un colegio y elige a sangre fría a tres niños para asesinar. Un desafío
liso y llano a nuestra especie, pensó Evelyn. No pudo llegar a Toulouse. Su
corazón oprimido, su sinrazón expuesta, la colocaron en su lugar en el mundo.
Le faltó el valor para acompañar a Rebeca en la congoja y en los eventos de su
comunidad. Nunca se presentaría ante su familia. Nunca, ésta se enteraría de la
elección que habían realizado, casi en el fin del mundo, en aquella excursión dónde
dos años atrás se conocieran, mientras se enamoraban de los pingüinos
magallánicos, habitantes naturales de la Isla Martillo en pleno Canal de
Beagle.
2012
Un placer visitante. He pasado un rato muy ameno leyendo. Pronto regreso!
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Mucho gusto Marilyn, gracias por tu visita y elogio. Un saludo afectuoso.
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