Homenaje al día del
Nacimiento de nuestra Patria
25 de Mayo de 1810
María del Carmen Ortiz
estaba empecinada en vestirse de varón a escondidas de sus padres y a
entremezclarse en la semi penumbra del sótano del Café de Marco, tan próximo de
la Plaza y del Cabildo, allí, justamente
donde se reunían los morenistas. Más allá de las ideas iluminadas que les
impulsaban y de conocer muy bien a varios de los parroquianos que frecuentaban
el lugar con fines políticos, la joven tenía otro objetivo completamente
distinto. “Es una locura a todas luces”, le había advertido Enriqueta, su
hermana. Sin embargo, estaba perdidamente enamorada y decidida a entablar
conversación con Antonio Luis Beruti, ese porteño maduro y “chispero”, que
había tenido una destacada actuación en la semana previa al 25 de mayo, junto
con Domingo French y otros activistas.
Francisquito, el
hermano mayor de María del Carmen, comentaba siempre en la sobremesa las
hazañas de sus amigos y, bien se ocupaba de resaltar la figura de Beruti como
co-fundador del grupo “Los Chisperos” que movilizaron a tanta gente para el
Cabildo abierto del 25 de mayo. Su padre, comerciante de origen español, si
bien nacido en el Alto Perú, se quejaba de estos jóvenes, quienes según él, no
iban a terminar nada bien. “Usted dice eso porque es saavedrista, padre” se
animaba tibiamente a replicar Francisco, por ser el primer varón de la
descendencia.
Para colmo, otros
amigos de su hermano, eran también chisperos reflexionaba María del Carmen,
mientras planeaba su fuga vespertina.
Su casa quedaba a pocas
cuadras del Café de Marco, el trayecto sería rápido, siempre y cuando no
lloviese, porque en ese caso las calles se anegarían y, entonces, sería muy
difícil trasladarse. “Piénsalo bien, Maricarmen, es muy peligroso, ya sabes que
nuestro padre no cuadra con esos jóvenes. No quiero pensar lo que pasaría si se
enterase o alguien te descubriese” renegaba Enriqueta. Sin embargo, María del
Carmen, estaba subyugada por el arrojo de Beruti.
Francisquito le había
relatado una y otra vez, los hechos en los que había tenido fundamental
participación su amigo, como cuando, durante la semana anterior al 25, se
pretendió formar una Junta de Gobierno
integrada por algunos criollos, pero presidida por el Virrey Cisneros,
propuesta a la que Beruti se opuso terminantemente, logrando su rechazo generalizado.
Beruti había declamado:
"Una Junta presidida por Cisneros es lo mismo que Cisneros Virrey".
Después de los
episodios de mayo y aún luego de la muerte, meses más tarde de su líder,
Mariano Moreno, continuó militando activamente en la Sociedad Patriótica que se
oponía a Saavedra.
Por su parte, María del
Carmen había invertido más de un año en
preparar minuciosamente su plan, mientras alimentaba su amor individual, ya que
Beruti, supuestamente, nada sabía de él.
Precisamente, cuando
todo estaba presto para concretar su alocada idea y tomar contacto con su
revolucionario amado, los resultados de
la pueblada del 5 y 6 de abril de 1811, dieron por derrotados a los
partidarios de Moreno y así, su amor
imposible, junto con otros morenistas fueron expulsados de Buenos Aires.
María del Carmen no lo
podía creer, no encontraba consuelo y sólo con sus hermanos, Enriqueta y
Francisco lograba ahogar su pena. Sumida en una desconocida tristeza dejó de
quedarse en las sobremesas familiares y
de participar en las tertulias de la familia en las que consumía su tiempo
social. Sus padres, preocupados, la enviaron a Mendoza donde vivían unos tíos,
para que el aire seco del desierto la “curase”.
Si bien, en esa época
de procesos de cambio turbulentos,
Antonio Luis Beruti, no disponía de tiempo para el amor, llegó a
enterarse no obstante, del profesado en
secreto por María del Carmen Ortiz.
Una infidencia del
hermano de la joven, dicha al oído en
una de las reuniones activistas, producto de la admiración que Francisco Ortiz,
se lo había revelado. Entonces, Beruti en gesto de agradecimiento ante tamaño
elogio, le envió a María del Carmen, unas
cintillas de aquellas repartidas entre criollos y españoles
simpatizantes, aquel brumoso 25 de mayo
de 1810.
Desgraciadamente,
éstas, nunca llegaron a manos de la joven.
Francisquito, un poco
excedido en copas, las perdió en el camino de regreso a casa y su tremenda
culpa hizo que María del Carmen nunca se enterase del gesto de su amado. Fue
mejor así.
2013
Un saludo afectuoso, amiga Zuni, desde Caracas.
ResponderEliminarGracias, María. pasaré a visitarte. Un abrazo
EliminarEl pasado siempre me ha parecido un ser pleno de socializaciones ,timideces y temores horrorosos como el que aquí describes.
ResponderEliminarQuizás la cumbre social del mundo la creamos en los sesentas. Los sistemas en poder luego se encargaron de destruír ésto.
Sin embargo, Carlos, quedan ejemplos inolvidables en la historia Universal. Un abrazo amigo.
EliminarHermosa e interesante historia!!
ResponderEliminarun abraxo!
Basado este cuento en un entorno real e histórico, es una ficción de aquellos tiempos. Gracias, amiga. por tu visita. Un abrazo.
EliminarNunca esta mal algo de historia.Un besazo!
ResponderEliminarGracias, amiga por tu visita. Un abrazo.
EliminarExcelente historia
ResponderEliminarGracias Julio!
EliminarHola amiga Zunilda.Gracias por darnos a conocer un poco de historia de tan agradable manera.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Hola Eric, gracias por estar aquí. Un abrazo, amigo.
EliminarMe parecen muy buenos tus cuentos. Un cariñoso saludo desde Venezuela
ResponderEliminarGracias Rosario. Un gusto. Un abrazo.
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