Ernestina tenía plena confianza en su
perro, guardián y compañero. Sabía que la defendería a cualquier precio, ya que
si algo lo caracterizaba era su valentía y fiereza. Convencida estaba en que
jamás la abandonaría.
Antes de irse a la cama, Ernestina gustaba de
dar una vuelta a la casa para aspirar el ambiente perfumado del campo. No
era miedosa, sin embargo, nunca se aventuraba en irse lejos. Los cuentos de
la luz mala, propios de la época de tormentas, que había escuchado
de boca de los mayores en reuniones familiares de antaño, venían
desagradablemente a su memoria en ocasiones como las de esa noche. Esta vez, su
perro, inquieto daba vueltas a su alrededor olfateando el aire. Asombrada, lo
vio salir de su lado corriendo, ladrando como un loco. En el horizonte se
perfilaban nubes amenazadoras cargadas de viboritas mutantes, azules,
plateadas, algunas rojas, todas destellantes. Su fiel amigo no respondía
a sus órdenes ni requerimientos, cada vez se alejaba más de la casa en una
inusual carrera hacia lo desconocido. Se quedó sola, sin el auxilio de su perro
y, desorientada no supo qué hacer cuando un fogonazo seguido de una lluvia de
diminutas estrellas se robó su cuerpo.
A la mañana siguiente, las vecinas
dijeron que había muerto a causa de un rayo en seco. La más anciana,
socarronamente, sonrió.
Querida Zuni.
ResponderEliminarEn realidad es un relato muy bien editado la felicito, pero en mis formas de pensar yo escogería mejor de confianza, a mi instinto el perro estoy de acuerdo es un canino, que sigue corriendo por desconocer el fenómeno. Yo me hubiese hecho distinto me encierro, dejo que caiga el cielo y no investigo: ¿Sabes por qué? Simplemente si usted está para dar su transición hacia otro plano, le aseguro que al minuto, segundo, día, hora, exactamente usted no pasa de ese término ni un segundo.
Atte. Peter Bustamante
Agradecida Peter, por su observación. Pero en las ficciones todo vale, aunque la realidad no las haya superado aún.
ResponderEliminarMe encantó!
ResponderEliminarGracias, Laura!!!
EliminarQué bien me resulta, amiga. Estupendo!
ResponderEliminarTe felicito.
Abrazos
Gracias, José por tu fidelidad de lector permanente. Un abrazo, amigo.
EliminarMe causa sentirme electrizado y me confirma que las letras contienen energía y poder, y que pueden éstos ideogramas encausarse a todo lo demás.
ResponderEliminarUna vez que las letras forman palabras surge el discurso que imprime la fuerza definitiva que contiene la palabra al ser escuchada.
Gracias, mi querido amigo. Tu opinión me importa mucho, en estos temas. Abrazos.
EliminarUn buen relato muy bien narrado. Felicitaciones amiga Zunilda y un fuerte abrazo :)
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