Los colores variaban desde el blanco hasta el rojo oscuro. El conjunto se expresaba en un tono rosa degradé. Las hojas verdes que resaltaban por su tonalidad llevaban la huella del rocío madrugador. Era tan perfecta aquella imagen que invitaba a adentrarse en ella para comprobar si estaba en la realidad o pertenecía al mundo de los sueños. Sin embargo, no podrían separarse las partes del todo.
¡Ni pensar en recoger un ramo de aquellas rosas!
¡Ni pensar en recoger un ramo de aquellas rosas!
2018
Compartiendo la Naturaleza
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